Yo bendigo esta casa querida, bendigo cada espacio, cada esquina y todo lo que en ella hay.
Bendigo el techo que nos cobija a mi y a mis seres amados.
Desde este momento no cruzará por esta puerta, nada que no sea armonía y amor.
No entrarán malas intenciones, malos deseos, ni nada que se les parezca.
Pido humildemente al Arcángel Miguel y sus Ángeles de la llama Azul, que vengan y envuelvan este hogar con su protección y luz, para que cada puerta, cada ventana sea protegida siempre, de cualquier clase de mal espíritu, que estos seres de la oscuridad puedan recibir la luz de Dios y así pierdan cualquier deseo de dañar mi propiedad.
Invito a todos los seres celestiales de luz, que entren y formen parte de esta mi casa y así sólo pueda habitar el bien, el éxito y la abundancia, pero sobre todo amor!
Amén.
Gracias amados Ángeles, gracias amado Padre.
Así es. Hecho está.